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sábado, 27 de junio de 2015

El café de mi vida

Quería escribir del frágil sentimiento humano de querer llamar la atención y sus vicios. Sin embargo,  opté por escribir por uno de mis vicios personales, visitar cafés. La idea de entrar a un café nuevo es enviciante, degustar el café que sirven y acompañarlo con algo que te embriague el paladar, es simplemente sublime. Pues las calles que recorro son las de Caracas, la llamada “Sucursal del Cielo”.  Los últimos tiempos, la historia de mi vida la he degustado con un buen café. Cada paso que me lleva a mis metas personales, son pensados y armados con café. Incluso a veces con el café del desayuno, he tenido epifanías.

Es entonces, ya que dejo claro la magia de los locales llamados café, es que puedo decirte que eso de hacer chequeo de la historia de mi vida va más allá de las paredes y la mesita donde me sirven el café. Siempre sonrío, especialmente cuando llueve y me refugio dentro de ellos junto a un cremoso y perfumado café, adiós frío y bienvenidas sonrisas. De hecho, la última vez que me pasó, fue en Café Mocambo, esperando a una amiga, de las que he despedido recientemente, justo con lluvia. Ah sí, mis últimas palabras claves de mi vida son: despedida y no olvides escribirme. Mis últimos cafés no he gozado de esa excelente compañía que tanto amo, claro aparte de los libros.

La campaña de los cafés tiene por objetivo la charla en vivo, la cual, lucha en contra de lo frío de las actuales redes sociales, parece vigente en muchas mentes. Mi intención cada vez que invito a vernos por un café es por ello. La gente que incluso no ama el café se contagia con libre alegría. Eso sí, el café no debe estar muy bueno pero digamos que la compañía sí, es la magia del momento, en especial si la compañía eres tú pues va con eso de gustarse y tu autoestima.

Mientras estoy modificando mi borrador original, pues está cayendo un “palo de agua”, y fue inevitable ir por mi respectiva tacita, ya sabes de café con espumante leche. Por cierto, entre los mejores cafés está el de Colombia y como buena venezolana pues amo el de mi tierra.

Bueno creo que ya te he confesado mi vicio de hacer paradas en los cafés, que el secreto es la compañía y que puedes hacer un plan de hasta conquistar el mundo mientras el aroma del marrón oscuro del café te seduce. Ahora lo único que me queda por decirte es una pregunta, ¿cuándo y dónde fue ese último café que tuviste recientemente?, bueno pues ve a disfrutar en tu tiempo libre de un café y no olvides de invitar a alguien.


Nos leemos con otro café.

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