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domingo, 28 de julio de 2013

Filatelia, filatelia y filatelia… y Tío Tigre y Tío Conejo.



Como me brillan los ojos al ver una estampilla cubierta de un sello húmedo, hoy en día es un lujo verla, mejor dicho algo extraordinario poder tener ese placer. La filatelia “es la afición por coleccionar y clasificar sellos, sobres y otros documentos postales, así como por estudiar la historia postal.

Escribo porque vino a mi memoria mis estampillas. Esto, tras ver un poste de una plaza llamada Tío Tigre y Tío Conejo. Tengo casi toda la colección dedicada a estos personajes emitida en 1997. Mi amiga que iba conmigo, no sabía, o no recordaba quienes eran estos personajes. Y pensar que Tío Morrocoy se ha diluido en mi memoria.

Todo esto me trae a lo siguiente, yo cuando tenía como 10 años descubrí en mi escuela el mundo de la filatelia. Vaya que sí comencé a adorarlo, entender que esos sellos postales son un emblema que viajaba por el mundo. Un trocito de país, como un embajador de un mensaje, no mensajeros… ellos tienen su propia historia en su integridad. Con cabeza fría pueden pasar por cromos de colección, pero a mi juicio el sello húmedo les da esa personalidad de nómadas.

Tengo mi álbum de “recuerdo de mi bautizo” (en el centro de Caracas a duras penas encontré este) llenito de estampillas. Tiene escrito entre sus páginas los países y desordenadamente agrupadas las estampillas. Mejoré cada vez más como separarlas del papel del sobre e identificarlas.

Mi angustia está en que ya no las usan. Es una pena que la tecnología actual opacó el arte sutil y simbólico de la filatelia. Su fragilidad se ve en cada @ que se coloca, tácitamente, cada segundo. Pues me queda mi álbum, que la idea es mostrárselo, como diría mi amiga que no sabía de los dos personajes, a la mini Adriana o mini Adrián y dárselos de legado. Pero me temo que así llegue o no a existir ese niño o niña curiosa, me costará que visualice con mi mismo brillo de ojos el valor de mis estampillas, más allá de ser mías para él o ella, porque la tecnología no le hace tributo al tacto. Mis estampillas de 1947 de los EE.UU. de Venezuela serán confundidas con otras de 1969.

Ojalá solo esté emborrachada de nostalgia. Pero me temo que hasta los de mi misma generación ven con un rostro sin expresión mi colección. Me temo que será mi tesorito que le mostraré a unos pocos. Echo de menos las cartas y abrirlas delicadamente para no romper a Tío Tigre y Tío Conejo. También pensar regalarle a un ser querido una estampilla de su año de nacimiento, y más osar a buscar una sellada el día de su nacimiento. Pero vaya, solo son simbolismos que yo haría, o no?.

Les dejo el link de la historia contada por Tío Tigre, Tío Conejo y Tío Morrocoy en mis estampillas: http://www.estampillasvenezolanas.com/Resenas/199706.asp
Y la foto detonadora: http://instagram.com/p/cUP2giIyG5/

Y también dejo el llamado de una filatelista novata, que sigue buscando su estampilla de 1997 sellada de Tío Conejo trepando el cerro, si la hallas avísame!. 

Saludos, desde este asteroide.



Adriana Isabel