Mi celular y los cafés de bits
Esta vez no me acompaña un café
durante mi redacción. No hace falta, en el último par de semanas he conversado
armada de café y tortas fluidamente del tema con un amigo. Sí, en pocas palabras esta vez
será un compendio de varios cafés. Hoy una amiga q
ue está en el país de los
canguros mencionó mi colección de amigos “fantasmas”, ella incluida. Los amigos
fantasmas no son más que mis amigos que han migrado de la Sucursal del cielo.
Me encuentro gastando la noche este
viernes con nombre de jueves, mañana es puente, feriados extrañados por quien
migra. La verdad entre la mezcla de usar el “Whatsapp” y el reloj sincronizado
con los países los 3 continentes, ya es rutina. Estar en contacto con que mis
amigos de infancia y los cercanos de la universidad en otros continentes se ha
hecho más natural que con quienes quedan. De mi otra entrada sigue siendo un
hecho que sigo despidiendo amigos, justo esta semana otra chica se suma a
quienes pasarán por nuestro famoso piso de Cruz Diez de Maiquetía.
Cito naturalidad con libertad de
ser juzgada, esa bendita aplicación nos ahorra “tiempo”, ese tiempo del que
hablaba que el aroma del buen café convierte en recuerdos maravillosos. Ya sueno
como los abuelos nostálgicos, quizás sólo estoy cayendo en la resistencia al
cambio y eso es todo. O también puedo
verlo graciosamente, tengo de que conversar. Lo impersonal de la aplicación a
veces pasa factura de que cada quién cree leer lo que quiere leer.
Hace poco le dije a alguien, “te
cuento esto por esta nota de voz porque no nos vamos a volver a ver”. Nunca digas
nunca, pero estas app de tecnología de punta restan el protagonismo a lo que “se
dice en persona”. Si, simple agarras el teléfono escribes o grabas y envía y
ya. Tú y el teléfono, y una posible respuesta del otro lado, pero cuando en el
otro lado tengan un minuto o... cuando Decidan hacerlo. La lluvia es para
todos, cuando llueve, llueve igual para todos, todos nos dejamos sumergir por
esta necesidad adquirida o que la sociedad nos dictó.
No a la extinción de la buena conversa
con un buen café.
Hasta pronto..
Adriana Isabel
PD: siempre es buena la merengada de Oreo